Fue hace pocas semanas que nos hicimos
eco de los abusos sufridos por niñas y niños en los albergues dependientes del
SENNIAF (Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia), y hoy Panamá
vuelve a reclamar nuestra completa atención a raíz del fallo por el cual la
Corte Suprema de Justicia (CSJ) a declarado la no culpabilidad a favor del
diputado Arquesio Arias, denunciado por abuso sexual hacia dos mujeres, una de
ellas menor de edad.
Desde el Movimiento Latinoamericano y del
Caribe de Mujeres Positivas queremos alzar nuestra voz para repudiar este
fallo, al cual no podemos calificar de otra forma más que como una muestra de
“cobarde corporativismo”.
Tristes instancias son estas en las que
los lustrosos asientos de la Asamblea Nacional de Panamá dan pomposo cobijo a
un abusador, mientras la CSJ le niega justicia a sus víctimas, sometiéndolas a
los arduos y deshumanizados procesos de una ley en la que gana el que más poder
e influencias tiene. No hay Derecho Humano básico que resista este tironeo,
este juego en el que dos se rascan la espalda mutuamente mientras, desde el
llano, mujeres, niñas y niños pueden ser relegados al papel de objetos
destinados a saciar el apetito de la autoridad de turno.
Pero en medio de este panorama que se
repite y vuelve, de estos casos de abusos que surgen y parecen reciclarse de
institución en institución y que sacuden a Panamá con demasiada frecuencia,
también se alcanza a ver una resistencia ante la atrocidad, fortalecida a golpe
de espanto y lágrimas. Las protestas llevadas a cabo los últimos días Y EL DÍA
DE HOY, son la mejor muestra de que hay
un amplio sector de la sociedad Panameña que, con el celo propio de la dignidad,
estarán dispuestos a movilizarse cada vez que la injusticia toque a la puerta,
para hacer valer los derechos de las mujeres y para proteger y preservar ese
tesoro que es la niñez, cuya salvaguarda debería ser prioridad absoluta de
cualquier sociedad que se considere a sí misma como “civilizada”.
Con estas simples líneas expresamos
nuestro acompañamiento y solidaridad, en espíritu y en acción, a las víctimas
del diputado Arquesio Arias, pero también a todas las mujeres, niñas y niños
víctimas de abusos en Panamá, que en rigor de las últimas noticias surgidas
resultan no ser pocas.
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